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Un colgante de jade ofrece indicios sobre el colapso de la civilización maya

La joya descubierta en Belice estaría relacionada con el dios del viento, quien probablemente fue invocado por el rey maya para paliar la sequía que azotaba la región

El Banco Central de Belice conserva este colgante de jade de época maya, enterrado alrededor del año 800 d.C. y descubierto en 2015 en una tumba de Nim Li Punit, un sitio arqueológico situado en el sur de Belice. Un rey maya lució la joya sobre su pecho durante las ceremonias religiosas más importantes, según explica en un comunicado la Universidad de California en San Diego. Geoffrey Braswell, de dicha universidad, dirigió las excavaciones que propiciaron el descubrimiento. Una inscripción en la parte posterior de la joya indica que fue utilizada por primera vez en un ritual celebrado el año 672 d.C., según afirma Braswell. Dos relieves de Nim Li Punit, fechados en el 721 y el 731 d.C., corroboran su uso: un rey maya luce el colgante mientras desprende incienso. ¿Por qué fue enterrado en el año 800 en una tumba semivacía, que contenía un par de dientes humanos y otros objetos funerarios? El colgante no era una baratija y, según Braswell, "su poder y su magia eran inmensos".

 

En 1994, el director del proyecto arqueológico de Palenque, Arnoldo González Cruz, decidió excavar en el templo XIII, situado junto al templo de las Inscripciones, con el fin de estudiar la cimentación o las posibles subestructuras ocultas bajo este edificio. Para penetrar en él se excavó un túnel que partía de la escalinata de la fachada principal y se adentraba en el corazón mismo del templo. Enseguida, el equipo se topó con un corredor que daba acceso a tres cámaras. De éstas, la mayor, la central, estaba sellada con un muro, en cuya base se apreciaban restos del humo de algún ritual practicado por los antiguos mayas.

El colgante de jade tiene forma de "T" y, de hecho, la forma de esta letra aparece tallada en la parte anterior del mismo: corresponde al glifo "ik", asociado con el viento y con el aliento. También fue enterrado bajo una plataforma con una curiosa forma de "T" y uno de los objetos funerarios que había en su interior, un recipiente que muestra un rostro con un pico en vez de una boca, probablemente representa al dios maya del viento. Los treinta jeroglíficos de la parte posterior aluden al primer propietario de la joya, que la utilizó en el año 672 d.C. ¿Por qué tenía tanto valor esta pieza? Porque el viento era vital para los mayas, pues traía las lluvias monzónicas anuales con las que crecían los cultivos. Y los reyes mayas, como representantes de la divinidad, efectuaban los rituales correspondientes del calendario sagrado, quemando y esparciendo incienso para atraer las preciadas lluvias. "Una teoría reciente sugiere que un cambio climático causó sequías que condujeron a un fracaso generalizado de la agricultura y al colapso de la civilización maya", comenta Braswell. "La tumba de Nim Li Punit, dedicada al dios del viento en una época de crisis, respalda esta teoría, que debería de advertirnos sobre los peligros del cambio climático", destaca.

Los jeroglíficos también mencionan al rey Janaab' Ohl K'inich, para quien fue realizada la joya, y a su linaje: su madre, según sugiere el texto, provenía de Cahal Pech, un sitio lejano en el oeste de Belice; y su padre, quien murió antes de cumplir los veinte años de edad, puede que proviniera de algún sitio de Guatemala. Describen, además, los ritos de acceso que efectuó el rey en el año 647 y un pasaje final posiblemente lo relaciona con la poderosa e inmensa ciudad maya de Carcol, situada en Belice.

La sequía, causa del colapso maya

Un reciente estudio indica que las sequías pusieron fin al brillante período Clásico maya

El declive del mundo maya clásico siempre ha intrigado a los investigadores, que no acaban de ponerse de acuerdo sobre sus causas. Se han publicado numerosos estudios sobre el tema, incidiendo sobre todo en aspectos climáticos. Ahora, un equipo de la Universidad Rice de Texas ha analizado diversos lugares donde los mayas prosperaron, entre ellos Belice, para intentar desentrañar el misterio. Aquí han estudiado el Gran Agujero Azul, un sumidero de 300 metros de ancho y 123 de profundidad, en su origen un sistema de cuevas de piedra caliza que quedó inundado cuando subió el nivel del océano. Las muestras tomadas contienen cantidades muy bajas de aluminio y titanio, lo que sugiere grandes sequías entre los años 800 y 1000, y entre 1000 y 1100. Los autores sostienen que las sequías provocaron hambrunas, disturbios y migraciones que causaron una grave crisis.

Nacional
Geographic

Colgante de jade

El colgante de jade tiene forma de "T" y treinta jeroglíficos mayas en su parte posterior. Relieve de Nim Li Punit en el que aparece un rey maya luciendo un colgante mientras desprende incienso.

Nuevas pistas sobre el colapso de la civilización maya

Valiéndose del conjunto de datos más grande obtenido mediante datación por radiocarbono, los arqueólogos han desarrollado una cronología de alta precisión que arroja nueva luz sobre los patrones que condujeron a los dos colapsos principales de la civilización maya

Los arqueólogos han desconocido durante mucho tiempo qué causó lo que se conoce como el “colapso maya Clásico”, es decir, el abandono de muchas ciudades de la antigua civilización durante el siglo IX d. C. Ahora, los investigadores han comprobado que los mayas también experimentaron un colapso anterior en el siglo II a.C. conocido como el “colapso Preclásico”, del que se desconoce mucho más aún.

 

En este sentido, el arqueólogo de la Universidad de Arizona, Takeshi Inomata, sugiere junto a sus colegas en un nuevo artículo que se publicará en las actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que ambos colapsos siguieron trayectorias similares. Estos se produjeron entre múltiples oleadas de inestabilidad social; guerras y crisis políticas que condujeron a la rápida caída de algunos de los principales núcleos urbanos.

 

Estas conclusiones se basan en una cronología muy refinada desarrollada a partir de radiocarbono, y que de un modo sin precedentes, ha sido utilizada para datar el yacimiento arqueológico de El Ceibal, en Guatemala, donde el equipo lleva trabajando más de una década.

Si bien las cronologías más generales sugieren que los colapsos mayas ocurrieron gradualmente, esta nueva datación, más precisa, sugiere patrones más complejos en los que crisis políticas y posteriores recuperaciones condujeron inevitablemente a sendos colapsos.

"Lo que descubrimos es que los dos periodos de colapso, el Clásico y el Preclásico, siguen patrones similares", explica Inomata, autor principal del estudio y profesor de la Facultad de Antropología de la Universidad de Arizona. "No es únicamente un colapso simple, sino que existen varias oleadas de derrumbe. Se encuentran en primer lugar oscilaciones más pequeñas, ligadas a la guerra y cierta inestabilidad política, y luego llega el colapso mayor, en el que muchos centros urbanos fueron abandonados. Después, parece ser que hubo una cierta recuperación en ciertos lugares, tras la que se produjo un nuevo colapso”.

Basándose en los datos obtenidos mediante datación por radiocarbono, restos de cerámicas y excavaciones arqueológicas altamente controladas, los investigadores pudieron establecer una cronología bastante exacta de las fluctuaciones de población, y de cómo la construcción de edificios aumentó y disminuyó en la zona.

Aún se desconocen los motivos

Si bien los hallazgos pueden no resolver el misterio de por qué exactamente ocurrieron los colapsos mayas, suponen un paso importante hacia una mejor comprensión de cómo se desarrollaron.

Melissa Burham, estudiante de posgrado en antropología de la Universidad de Arizona y co-autora del artículo afirma que "es muy interesante que estos colapsos se antojen tan similares, pero no obstante se hayan producido en lapsos de tiempo muy diferentes. Ahora tenemos una buena comprensión de la cronología del proceso, lo que potencialmente puede servir como una plantilla para buscar patrones similares en otros yacimientos”.

Inomata es optimista en cuanto al futuro: "la datación por radiocarbono se ha utilizado durante mucho tiempo, pero ahora estamos llegando a un momento interesante, porque las estimaciones se hacen cada vez más precisas". Y añade: "estamos llegando al punto en que podemos llegar a comprender ciertos patrones sociales”.

Yacimiento arqueológico de El Ceibal

Varios arqueólogos trabajan minuciosamente en el desenterramiento del yacimiento maya de El Ceibal, un importante sitio de esta cultura precolombina situado en Guatemala.

Dos periodos de colapso

Melissa Burnham, estudiante de posgrado de la Universidad de Arizona y co-autora del informe, trabaja en un monumento de piedra datado en los albores del colapso Preclásico, en el siglo II.

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